Amor: despierto una mañana más sin ti, el vacío absoluto… Y me resisto a abandonar la cama, pues al otro lado de esta celda horizontal que habito tampoco accedería a tus caricias. Van ya para tres años de tu abandono y, lejos de superarlo, el sufrimiento abre mi cuerpo en una llaga inmensa, imposible de cicatrizar. ¿Por qué lo hiciste?.. Lo he probado todo para recuperarte, para dejar atrás tu recuerdo en todo caso: descender al infierno del vicio por esa escalera cuyos peldaños no temo nombrar, alcohol, drogas, relaciones físicas coyunturales y artificialmente alimentadas cuando las fuerzas no bastaban para consumarlas. He remontado la vista a las estrellas, rendido a la idea de que solo lo suprahumano dictaría la solución. He arruinado buena parte de mi patrimonio tratando de encontrarte; he sido vagabundo en caminos que hubieras podido transitar en ese tiempo; he sospechado de seres que, en mi locura, consideré capaces de retenerte contra tu voluntad; agredido a otros que se burlaron de mi sinrazón cuando los abordé lloroso con la inquietud de que identificaran la fotografía que les mostraba, un afortunado primer plano que yo mismo te tomé con el smartphone; he ofrecido recompensas importantes por una pista certera que me pusiera en disposición de hallarte; he amenazado a la persona que me remplazaría en tu corazón, porque, cuando no sirven las buenas maneras, se recurre a los profesionales y punto… Amar es eso, arriesgarlo todo, apostar contra todo… Yo no concibo otra manera de hacerlo. Pero de nada ha servido.